Al ver las fotos del amigo Cándido en su blog de fotografía y naturaleza, no me he podido resistir a pintar un primilla, me han venido a la memoria años atrás en que visitaba asiduamente la colonia que estas aves tienen en un convento abandonado de Guadalcanal, así que subo la acuarela de este macho posado sobre una rama, aunque ahora que lo pienso, quizá debiera haberlo pintado sobre una teja de barro, o sobre un viejo ladrillo en un muro semiderruido, que es su habitat más común. Gracias Cándido por recordarme aquellas tardes de telescopio y prismáticos observando a los primillas cebando a sus polladas y sobrevolando la colonia con sus estridentes reclamos.
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